Cómo manejar las críticas

Cómo manejar las críticas

mujer con pensamientos negativos¿Te criticaban mucho de pequeño?¿Te criticas a ti mismo constantemente? ¿cómo reaccionas cuando recibes una critica? ¿Simplifican o ignoran a menudo tus méritos y tus esfuerzos?¿Nada de lo que haces es suficiente para los demás?¿Ignoran tus emociones y te malinterpretan?¿ te sientes juzgado/ criticado por tu entorno?

Recibir y manejar la crítica cuando has sido diagnosticado de Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) o eres hiper-sensible puede ser un reto desafiante; Sin embargo, aprender a manejar hábilmente la crítica puede tener un impacto altamente positivo en tu vida. Durante muchos llevo luchando con una verdadera intolerancia a la crítica.

Desde niña me esforzaba por ser perfecta, o al menos me esforzaba para que mis padres y profesores creyeran que yo lo era, porque creía que esto les agradaría y que mi padre se sentiría más orgulloso y me querría más si yo era como el esperaba que fuera. En su mayor parte funcionó, pero a veces fracasé inevitablemente, y las consecuencias fueron a menudo graves. Miro hacia atrás y tomo consciencia de mi necesidad de de ser perfecta y al miedo a demostrar o exponer mis errores y dificultades. Me cargué relaciones, desperdicié oportunidades de trabajo, malgasté mi época de estudios. Experimentaba un profundo dolor cuando era criticada. No era hábil en el manejo de las emociones intensas que surgían en mi cuando recibía una critica, ni cómo gestionar los 1001 pensamientos catastróficos que me rondaban por la cabeza después, tipo: » el me va a dejar», ”no lo voy a conseguir” » “ahora me van a despedir «,» “todo el mundo me odia «, «nadie me quiere” “No soy lo suficiente..”

En lugar de reconocer y aceptar que me habían criticado ,y separar mi reacción emocional a partir de la información que había recibido de la persona que ofrecía la crítica y decidir si había alguna verdad y validez que podría utilizar para crecer y actuar de forma efectiva me volvía defensiva, enfadada, cerrada y rígida y me hundía en la miseria siempre apoderada por la rabia y el miedo. Estaba tan aterrorizada de lo que podía perder que tenia los ojos cerrados al presente obcecada en lo que me podía pasar. Irónicamente perdí esa relación, ese trabajo debido a mi incapacidad para recibir y crecer a partir de una crítica bien intencionada y constructiva que las personas emocionalmente saludables reciben y procesan todo el tiempo. No me destruía la persona que me hacia la critica, me había estado destruyendo yo. También tuve que aprender a distinguir de quien viene la critica y darle el valor que se merecía en cada caso. Y sobre todo a aceptarme tal y como soy, con mis virtudes y con mis limitaciones porque esta es la única manera. Y como decía un gran sabio anónimo” La vida no consiste en tener buenas cartas sino en jugar bien las que uno tiene” .Quizás yo no fuese la mas guapa, ni la más exitosa, si algo inteligente, y con ayuda de la TDC y de mi psicóloga he analizado mis virtudes y mis defectos y trabajado sobre ellos sin darme por vencida y he conseguido jugar bien la partida de cartas y lograr una vida que nunca antes pensé que conseguiría

Entonces, ¿qué cambió?¿Cómo pude empezar a recibir y procesar algo que me causaba tanto dolor, vergüenza y miedo?¿Tienes dificultad para manejar la crítica?

Lo primero que hice fue tomar consciencia no sólo de que la critica ajena sino de la que yo me hacia constantemente a mi misma y de los efectos nocivos que tenía en mi. Me di cuenta que yo era mi peor enemiga y que me estaba machacando continuamente. Poco a poco empecé a desarrollar más compasión por mi, a quererme más y me propuse ser mi mejor amiga, suena irónico pero al fin y al cabo tendría que convivir conmigo toda la vida.

A medida que tomaba consciencia sobre cómo mis propios juicios tenían un impacto negativo en mí e iban precedidos de emociones dolorosas como tristeza , miedo o vergüenza. Decidí desafiarlos, buscar que de verdad había detrás de ellos y cambiarlos por una opinión. Lo mismo hacía cuando recibía una critica, la aceptaba en lugar de ponerme a la defensiva y poner excusas. Intentaba buscar que verdad había en ella e intentaba poner solución. De primeras fue un gran desafío, porque a mi me gustaba o creía que me gustaba discutir, saltar, tener la razón. Ahora he descubierto que lo que más feliz no es tener la razón sino conservar la paz interior.

 

Con respeto,

Teresa

 

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